viernes, 4 de abril de 2014

Una sentencia dura y una respuesta decepcionante

La decisión de la FIFA de sancionar al Barcelona un año sin poder fichar por irregularidades en la contratación y tramitación de licencias de jugadores extracomunitarios menores de edad ha removido los cimientos en el Camp Nou. La condena es dura, sí, pero está plenamente argumentada y, para más inri, la directiva azulgrana conocía que podía llegar una sanción tarde o temprano. La FIFA ya había avisado con anterioridad, muchos meses atrás. Pero algunos directivos y algunos clubes -los más poderosos- aún siguen pensando que para ellos las reglas no existen. Es verdad que la sanción llega cuatro meses después de haberse tomado la decisión, lo que no es muy normal, pero también es verdad que tanto Rossell como Bartomeu habían solicitado en reiteradas ocasiones al máximo organismo internacional ser exonerados del cumplimiento del artículo 19, el que da lugar a la sanción, porque "en La Masía a los jugadores menores se les forma y educa con plenas garantías". Es decir, sé que existe una reglamentación pero no la cumplo porque realizo una importante labor de formación. Además, para enredar el asunto, Bartomeu alude a una mano negra (muy blanca según se mire) para desviar la atanción. Vamos, que no me defiendo con argumentos, sino que intento desviar la atención del caso a oscuras maniobras de quienes desean el mal del Barcelona y la destrucción de un símbolo como La Masía. No se asumen los errores (como ocurrió con el 'caso Neymar), la culpa de de los enemigos culés. Sin comentarios. No lo está haciendo nada bien esta directiva. Se ha metido en un charco que ya parece un océano y en vez de defenderse de las acusaciones lo que hace es demostrar, con palabras y hechos, su culpabilidad. Reconozco que el trabajo en La Masía es extraordinario, que ha dado muchos frutos y que lo seguirá haciendo. Pero las normas -nos gusten o no- están ahí para que todos las cumplan. Y el Barcelona está pidiendo algo que no tiene fundamento jurídico por dónde cogerlo. Un club no puede ser una excepción por "formar y educar". Y los demás, ¿qué labor realizan?. Todavía es peor no reconocer los errores y seguir aludiendo a conspiraciones nocturnas y alevosas tejidas desde la caverna. Estas actuaciones son una nueva muestra de la falta de sensibilidad de muchos dirigentes del fútbol español. Ahora pedirán firmas para que no sancionen al Barcelona, como sucedió con el expresidente del Sevilla, Del Nido. Pero nadie se preocupó del Málaga ni del Rayo Vallecano cuando fueron castigados sin jugar un año en Europa por deudas y por encontrarse en concurso de acreedores respectivamente. Nadie salió en su favor. Eran clubes 'pobres' y uno además dirigido por un jeque con el que había que terminar. En fin, así está el fútbol español, que no sale de una y ya se ha metido en otra. ¡Qué pena!.

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