jueves, 14 de junio de 2018
Florentino siempre gana
No ha comenzado aún el Mundial 2018 (hoy jueves, 17.00 horas) y ya tenemos el primer incendio en el seno de la Federación. Luis Rubiales, el nuevo presidente de la Federación, destituye al seleccionador, Julen Lopetegui. ¿La causa?. Ya es conocida por todos: su marcha al Real Madrid.
La situación en el seno de la 'roja' no es la mejor, ¡para qué nos vamos a engañar!. Pero en esta ocasión el fuego no proviene de los rivales o de los malos resultados, sino que casi puede calificarse como 'fuego amigo'. Sí, porque quien ha encendido la mecha ha sido -como en muchas ocasiones- Florentino Pérez. Sí, el presidente del Real Madrid ha tirado de chequera y de soberbia, algo ya habitual en sus múltiples actos a lo largo de todos sus años como residente blanco. Para Pérez el fútbol es un negocio y el Real Madrid es suyo. No le importa la selección, ni el Mundial, ni nada de nada. Él sólo se mira al ombligo y lo demás pasa a segundo plano. Pero en esta ocasión hay secundarios que han resultado dañados y cuyo prestigio ha quedado por los suelos.
¿Qué Lopetegui podía entrenar al Madrid?, por supuesto. ¿Qué podía romper su contrato?, de acuerdo. Pero ante todo están las formas y la educación. Y en este caso, que prácticamente podríamos denominarlo como 'el motín de Krasnodar', Pérez se va de rositas y la selección española, la de todos, salta por los aires. Total, diría Floren, "a mi no me importa, ya tengo a mi entrenador y punto". Pero no, las cosas no se hacen así.
Primero, Lopetegui (en la foto de Efe con Rubiales y Hierro tras su renovación) tendría que haber dejado todo en manos de su representante y debería haber emplazado al presidente blanco a negociar con Rubiales. Ese es el camino correcto. No tenemos que irnos muy lejos porque el Madrid acaba de vivir esa experiencia. Quería a Pochettino, que acababa de ampliar su contrato, y le llamó. Pero el técnico dijo que se debía al Tottenham y le remitió a negociar con el presidente de los Spurs. Éste, Daniel Levy, viejo 'zorro' del fútbol, le dio sopas con ondas y le dijo que no hablaba de nada porque el técnico argentino era su hombre. Y punto final. Florentino tuvo que agachar las orejas y batirse en retirada. Siguiente pieza, después de muchas negativas: Lopetegui. Y todos sabemos el resultado: el guipuzcoano accedió y el cielo se agrietó para su futuro y para el de todo un país. Lo lógico, lo razonable, como ya he indicado, era hablar con el presidente. Estoy convencido de que Rubiales hubiera accedido a dejar libre al seleccionador tras el Mundial. Con diálogo se hubiera arreglado todo y punto. Pero no, Florentino tenía prisa por cerrar un asunto que ya le quemaba y era necesario hacerlo público cuanto antes. Llamada de cortesía al presidente de la Federación y se acabó. No atendió a los ruegos de Rubiales, no quiso esperar y hablar. Ya tenía a su entrenador y era hora de informar a los medios de comunicación. La cuenta atrás había concluido, lanzó la bomba, la concentración de la selección saltó por los aires y él, a disfrutar.
La reacción del presidente de la Federación no podía ser otra que destituir de forma fulminante a Lopetegui, del que pensó que le había traicionado a las primeras de cambio (además hay que recordar que el ex seleccionador votó a Larrea en las recientes elecciones) a pesar de haber sido renovado.
Así las cosas, Hierro toma los mandos. Mañana frente a Portugal veremos si el seísmo continúa causando estragos o si los jugadores, los verdaderos protagonistas, consiguen liberarse de la situación derrotando a los chicos de Cristiano. Florentino ya tiene a su técnico, al que presenta esta tarde. Ya está satisfecho. Muchas gracias por tu aportación inestimable. Tú sí que eres el mejor.
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