La final de la Copa atrajo todos los focos futbolísticos del fin de semana y el triunfo holgado del Barcelona reflejó un giro de guión en el camino del cuadro culé. Pero LaLiga, centrados todos sus partidos en la jornada del domingo, nos ofreció múltiples indicios. El Atlético gana y se aprovecha del pinchazo del Real Madrid en Getafe. Por abajo, igualdad total tras las victoria del Alavés ante el Huesca. Sólo parece descartado el Éibar.
El Barcelona se confirmó con 'Rey de Copa' al alcanzar su título número 31 precisamente ante el antaño monarca, el Athletic, que ya se queda muy lejos con 23. Los bilbaínos marcaron una época hasta finales de los años 50, cuando amasaron 20 campeonatos. Desde 1958, 63 años, sólo han sido capaces de lograr otros tres títulos. Ahora, los catalanes le han sobrepasado y su distancia comienza ya a ser sideral. El partido del sábado fue monocolor, en este caso el amarillo chillón culé. Los de Koeman mostraron todas sus cartas desde el minuto inicial y no cejaron en su empeño no sólo de ganar, sino de golear demostrando que eran muy superiores. El Athletic, derrotado quince días atrás frente a la Real Sociedad -otro palo muy duro de soportar- volvió a mostrar las mismas carencias y jugó a lo mismo, es decir, a nada. Marcelino no aprendió del pasado y volvió a tropezar en la misma piedra. Es humano. Pero los bilbaínos volvieron a hacerse el 'harakiri'. Cerrados atrás, esperando, sin morder, fueron corderitos frente a un Barcelona engrandecido, confiado en Messi, con De Jong moviéndose por todo el ataque, Griezzman entrando desde los extremos, Busquets dominando a su antojo el centro del campo, Alba y Dest destrozando las bandas y la defensa de tres centrales rompiendo cualquier atisbo de peligro por parte de Raúl García o Williams. Esta vez Ter Stegen no tuvo ni que aparecer. Un Athletic patético durante 93 minutos consiguió aguantar de pie una hora, pero estaba claro que cuando el cántaro se rompiese los goles iban a fluir a borbotones.
Fueron cuatro pero pudieron ser ocho porque el Barcelona las tuvo, incluso en la primera mitad, de todos los colores ante un Athletic en el que sólo se salvó Unai Simón y algo la defensa. Y la cuestión es que no se trató de un mal día vasco, no. Ya viene de lejos. Marcelino cambió la sonrisa a un equipo hundido cuando llegó en enero, ganando incluso la Supercopa. Pero el fuelle le ha durado poco más de un mes. Incluso, en LaLiga, ha sido incapaz de derrotar en su estadio a rivales como Alavés o Huesca, colistas hasta la pasada semana. Está claro que algo no funciona y Marcelino tampoco está para clases magistrales. Urge una revolución porque el fútbol rojiblanco deja mucho que desear -si es que existe- y urgen un planteamiento y una revisión de la política de cantera. No se puede jugar sólo al pelotazo y a ver si Williams o Raúl García pescan alguna. Dos finales, dos derrotas justas. Hay que llegar a las finales, si, pero también hay que jugarlas -lo que no ha hecho en ninguno de los dos partidos- y ganarlas.
Del Barcelona está todo dicho. Fue mejor, Koeman parece haber dado con la tecla y ahora mira a LaLiga con otros ojos aunque se mantenga a dos puntos del Atleti. El milagro de dos títulos esta campaña aún es posible. Visto el momento que atraviesa el conjunto culé todo es posible. Y con Messi enchufado, más.
La jornada liguera nos trajo la goleada, escandalosa, del Atlético ante un Éibar que se desangra y que cada día compra más boletos para descender. Los de Mendilíbar no tienen apenas aire, cometen errores infantiles que les penalizan y en ataque sencillamente no existe. El líder, que en cuarenta minutos no había hecho nada, solventó el tema en los últimos cinco de la primera mitad con dos goles de Correa. La segunda parte fue un monólogo rojiblanco, lo que le permite mantener las distancias con sus perseguidores y tachar otra fecha en el calendario. El futuro del Éibar, como ya he adelantado, pinta muy negro. Otro que está como una moto es el Sevilla, que ganó en Anoeta a una desdibujada Real Sociedad. A pesar de ponerse por delante los donostiarras fueron inferiores a los andaluces y pagaron sus errores con goles en contra y con la pérdida del partido. Los cambios realizados por Imanol no dieron resultado y se echó de menos a los múltiples lesionados. El Sevilla fue mejor y continúa en la pelea por el título aunque esté complicado. En cuanto al Real Madrid, sólo pudo empatar ante el Getafe y queda a tres del líder y a expensas del Barcelona, que si derrota al Granada en su partido aplazado le arrebatará la plaza.
En el partidazo de la jornada por evitar el descenso venció el Alavés al Huesca con un golazo de Batagglia a cinco minutos del final. Incluso Escriche, poco después, pudo igualar pero su remate se estrelló contra el larguero. Lo más justo hubieran sido las tablas, pero en fútbol pocas veces reina la justicia. Aquí valen los goles y el Alavés marcó y se llevó tres puntos de oro para salir momentáneamente del descenso y meter en el hoyo al Vallladolid. El que toca ya la permanencia con la punta de los dedos es el Osasuna, que eliminó a un rival directo como el Elche, más flojo en las últimas semanas. Arrasate estaba sentenciado en enero, pero en pocas semanas le ha dado la vuelta a la tortilla y el Osasuna vive ahora días de vino y rosas. Escribá levantó a un Elche hundido, pero se le está cayendo en el peor momento. Queda tiempo, pero los errores se penalizan cada día más.
Dos partidos concluyeron en empate: Betis-Valencia, con oportunidades para ambos aunque más para los sevillanos, que sólo se despegan un punto de sus rivales en la lucha por Europa, y Cádiz-Celta. Ambos suman y están un poco más cerca de la salvación. Menos es nada. Y paso adelante del Villarreal para hacerse con la quinta plaza. Aplastó a un Levante sin suerte que se mantiene en el centro de la tabla sin aspiraciones ni problemas.
La jornada concluirá con el Athletic-Valladolid y el Barcelona-Granada los próximos día 28 y 29, miércoles y jueves respectivamente. Y los próximos miércoles y jueves, nueva jornada. LaLiga no para.
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