El racismo volvió a aparecer en LaLiga en el choque entre Cádiz y Valencia. Además, La Copa 2020 suspendida por la pandemia por fin tuvo su cita y la Real Sociedad se hizo con el título con todos los honores derrotando a un Athletic que no dio el nivel requerido. En LaLiga entramos en la recta final y los nervios comienzan a aflorar en muchos equipos. El líder hace aguas y varios de los que pelean por evitar el descenso se han revelado mientras Éibar y Alavés parecen abocados al abismo.
NO, NO Y NO al racismo. Pero parece que algunos no lo entienden. El Cádiz derrotó al Valencia pero el hecho más grave de la jornada fue la salida del conjunto taronja del campo poco antes del descanso. Diakhaby, defensa visitante, fue presuntamente insultado y menospreciado por Cala y después de hablar con el colegiado abandonó el campo junto a su equipo. La posibilidad de perder el partido y afrontar además una sanción hizo que el Valencia volviera al terreno de juego un cuarto de hora después. Ahora toca analizar lo sucedido, pero parece un hecho muy grave. Y la posición del Valencia, deplorable por no apoyar al jugador y no volver al terreno de juego pese a quien pese y aguantando la posible sanción. Porque lo importante no es el fútbol, son las personas. Y conductas de este tipo son cada día más frecuentes. Pero no pasa nada. Los organismos oficiales deberían entrar de lleno en estos asuntos de racismo y tomar decisiones, del calibre que sean y cueste lo que cueste. Hay que terminar con esta lacra. Y los jugadores, así como los clubes, deben retirarse y no jugar. Ante todo, dignidad y respeto.
La Copa 2020 viajó a San Sebastián después de 34 años. En una Cartuja vacía, con un aguacero impresionante caído durante la primera mitad que se asemejaba a un choque en ambiente norteño, y en un partido con escasas ocasiones, la Real Sociedad se impuso al Athletic gracias a un gol de penalti, más que justo, marcado por Oyarzábal. Los bilbaínos se quedaron con las ganas aunque la próxima semana tendrán una segunda oportunidad en la Copa 2021 frente al Barcelona.
El partido fue espeso, jugado con miedo y con un Athletic muy cerrado atrás, buscando robar un balón a los centrocampistas donostiarras y lanzando en largo a Williams, que se partió la cara con toda la defensa buscando una ocasión que nunca llegó. El planteamiento de Marcelino dejó mucho que desear porque nunca fue a por el partido y su equipo demostró una incapacidad total para generar peligro. Tan sólo un disparo desde fuera del área de Iñigo Martínez, ¡con la derecha!, que Remiro mandó a córner. Nada más, es decir, muy poquito para intentar ganar un trofeo. La Real, por su parte, intentó ser lo más fiel posible a su estilo de juego dominante, de mucho toque, juego tranquilo, reposado y muy técnico.
Impuso ese estilo, pero le costó generar ocasiones si bien rondó con más peligro el área de Remiro hasta que Merino se inventó un pase galáctico que cortó en penalti Iñigo Martínez, para cerrar un mal partido, sobre Portu. Oyarzábal, que había fallado tres de los cuatro últimos lanzados, no se puso nervioso y obtuvo el go del triunfo. Hasta el final, casi media hora, el Athletic mostró sus carencias y apenas llegó al área realista, que no sufrió en ningún momento y que incluso pudo hacer el segundo minutos después del gol. En definitiva, un año después el fútbol hizo justicia con una Real Sociedad que ha ganado todos los partidos disputados en la competición, lo que no está al alcance de muchos conjuntos. Enhorabuena a los campeones, un equipo joven, con futuro, mucho fútbol en sus botas y un magnífico técnico, Imanol, digno sucesor de aquel equipo encabezado por el mito Arconada que se hizo con la Copa de 1987.
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