Igualó el Barcelona en su visita al Atlético y permitió al Sevilla liderar LaLiga de nuevo. Con el Real Madrid desangrándose las distancias se estrechan. Parece que nadie quiere dar el estirón definitivo.
En un pésimo partido, de mala calidad, sin ocasiones, tenso (en la foto de Marca -abajo- se advierte la lucha sin tregua) todo quedó en tablas. Diego Costa se reconcilió con el gol en la competición casera nueve meses después pero Dembelè, al final, puso las tablas. El francés, por cierto, también terminó rehabilitado con su bello tanto. Pero no hay que engañarse. El choque fue malo de solemnidad, aburrido, escaso de cualquier calidad técnica, a pesar de que sobre el magnífico nuevo césped del Wanda Metropolitano había muchísimas figuras. Messi apenas entró en juego, aunque cada vez que se adueñaba del esférico una gota de sudor frío recorría los cuerpos de jugadores y aficionados rojiblancos. En los locales, a pesar de Lemark, hombres como Saúl o Griezzman prácticamente no aparecieron. Fue lo esperado, un partido igualado, tenso, que el Atlético llevó al extremo, como le gusta a su entrenador. Simeone no sorprende cuando juega ante los grandes aunque cada año disponga de jugadores más preparados técnica y tácticamente. Su miedo a perder le empequeñece y no permite al Atlético dar el salto definitivo hacia el olimpo. Enfrente estaba un Barcelona diezmado por las lesiones en el centro del campo que vio además cómo se lesionaba Sergi Roberto en la primera mitad y casi al final su sustituto, Rafinha, que se perderá lo que resta de temporada por una grave lesión en su rodilla. Al final, Dembelè neutralizó el gol de Costa, que también se lesionó, con un bonito remate cambiándose la pelota de pié. Fue el epílogo justo a uno de los peores Atleti-Barcelona de los últimos diez años. Vamos, un absoluto castigo para los aficionados al buen fútbol.
Visto lo visto en Madrid lo normal era que el Sevilla volviera al liderato si derrotaba en su estadio al Valladolid. Y así sucedió aunque quizá con más problemas de los previstos por Machín y sus muchachos. Es verdad que tuvieron ocasiones, que embotellaron en algunos momentos a los pucelanos, pero también es cierto que el conjunto de Sergio González realizó un soberbio partido, con Unal a la cabeza, que bien pudo concluir con el reparto de puntos si no hubiera estado en la portería el checo Vaclick, que lo detuvo todo. De esta forma y con sufrimiento, como debe ser, el Sevilla retorna al liderato de LaLiga y demuestra que va en serio. Habrá que ver si mantiene la regularidad.
Pero el que se ha llevado todos los palos este jornada ha sido el Real Madrid. Fue goleado de forma estrepitosa por el Éibar y si no llega a estar inspirado Courtois hubiera encajado un resultado de escándalo. La actuación global de los hombres de Solari fue deplorable y vergonzosa, sin actitud alguna, siendo superados desde el primer momento por un Éibar que había planteado el choque a la perfección y que minimizó a las 'figuras' blancas. Aunque es verdad que algo de figura tuvieron porque no se movían por el césped. Asensio ha desaparecido y Bale demostró un día más que está para calentar banquillo, pero Solari sigue demostrando el mismo valor que Lopetegui en esta cuestión: ninguno. Sólo el meta belga y Benzema se libraron del bochorno. Fue claro Sergio Ramos tras el partido: "No hemos tenido actitud". Pues eso. Ya pueden ir poniéndose las pilas porque el futuro no parece halagüeño y la temporada puede hacerse muy larga. Y 'chapeau' para el Mendilíbar y su Éibar, que encandiló a sus aficionados jugando incluso un fútbol atrevido y bello.
Por lo demás, destacar la buena victoria del Valencia ante el Rayo que le permite retomar la buena senda y ascender en la tabla a la vez que deja a los vallecanos casi hundidos y con su entrenador entre la espada y la pared. También ganó el Leganés un partido vital para salir del descenso a un Alavés que flojeó más de lo normal pero que se mantiene bien colocado; un tercer triunfo fue el del Girona en Cornellá-El Prat, que se deshizo de un Espanyol desdibujado y, para finalizar con victorias locales, hablamos del Villarreal, que por fin aprende a ganar en su estadio frente a un Betis que no dio la talla. Empataron Athletic y Getafe en San Mamés si bien el VAR se 'comió' un penalti clarísimo a favor de los madrileños en la última jugada del encuentro que le habría podido dar los tres puntos; igual que el Huesca -que mereció más- y el Levante, con polémica incluida tras el segundo tanto visitante.
Esta noche concluye la decimotercera jornada en Anoeta con el Real Sociedad-Celta, donde los locales tratarán de obtener la primera victoria ante sus aficionados.
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