Sí, el Barcelona no sólo tiene a un gran goleador como Luis Suárez en sus filas, también tiene suerte. El sábado tuvimos el mejor ejemplo. Cuando peor se le ponían las cosas, con 2-1, casi contra las cuerdas, y sin Messi, aparecieron Dembèlé y el 'killer' uruguayo, Suárez, para dinamitar a un Rayo Vallecano que había hecho méritos más que suficientes para al menos sumar un punto. En ausencia del capitán y buque insignia del Barcelona parece que Suárez ha recuperado la forma de milagro y se ha echado a los hombros a su equipo. El uruguayo vuelve por sus fueros, marca goles, da asistencias y participa en casi todas las acciones de gol de su equipo. Cuando parecía iniciar la cuesta abajo resurge como un ave fénix para alcanzar la cabeza de la tabla de máximos realizadores y, de paso, mantener en el liderato a un Barcelona que jugó con fuego. La primera mitad duró menos de media hora, el tiempo que necesitaron los de Valverde para marcar un gol y minimizar a un Rayo encogido. Pero el gol de Pozo -golazo más bien- comenzó a generar dudas en los culés, que perdieron el centro del campo. La segunda parte fue otro cantar. El técnico local, Míchel, dio una buena arenga a sus pupilos en el vestuario, les convenció de la posibilidad de derrotar al líder y éstos salieron dispuestos a 'comerse' al león. Y lo consiguieron. Porque los de Valverde no dieron una a derechas, Coutinho fue un espejismo y Arthur perdió la propiedad del centro del campo. El juego basculó hacia el campo catalán y llegó el segundo gol, como se preveía.
Mientras, el Real Madrid levantó el vuelo no sin problemas después de vencer a un agguerrido y magnífico Valladolid que mereció más. Un gol de Vinicius de rebote -su tiro iba fuera- encaminó la victoria a siete minutos del final. Después Ramos, muy cuestionado por la parroquia merengue, marcaría de penalti el segundo. Debut exitoso de Solari al frente del banquillo local aunque aún persisten las dudas y el mal juego, además de las pésimas prestaciones de Bale, prácticamente sentenciado por sus aficionados. El Madrid respira. No le ocurre igual al Atlético, que se dejó igualar en Butarque un encuentro que tenía en el bolsillo a menos de cinco minutos del final. Simeone no termina de dar con la tecla. Tiene este año mejores jugadores pero su equipo sufre demasiado, no ata los encuentros y cede muchos puntos. En anteriores temporadas hubiera sido impensable pensar en la pérdida de dos puntos en el ocaso de un partido, pero todo cambia y el sistema de no termina de ajustarse aunque ya llevamos casi tres meses de competición. Los colchoneros se alejan del liderato.
El Alavés, uno de los perseguidores del Barça, cayó en el descuento en Ipurúa y cede terreno. Por su parte, el Valencia continúa con su mala racha y perdió en Mestalla ante un buen Girona, que tuvo a Bono en figura porque paró todo lo que le llegó. Los de Marcelino adolecen de gol y el técnico comienza a estar discutido.
Hubo muchos empates en la jornada, destacando el obtenido por la Real Sociedad y el Sevilla en un choque muy disputado; así como el nuevo punto conseguido por el Levante en Villarreal (pudieron ser los tres porque encajó el gol en el descuento). También hubo igualdad en el Huesca-Getafe, donde los locales fueron incapaces de aguantar su ventaja hasta el final y en el enfrentamiento que cerró la jornada, Betis-Celta, que tuvo seis goles y una segunda mitad loca.
Esta noche concluye la jornada en Barcelona con el partido Espanyol-Athletic donde los 'periquitos' pueden instalarse en la segunda plaza si logran la victoria.
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